TANGO




Tango

Me escondo en la penumbra de los recuerdos y me dispongo a ahogar mis anhelos en el compás de tres tiempos de un vals viejo que me trae la imagen de su rostro esbozando sonrisas al mirarme. En mi habitación reluce un destello y es el que proviene de tu nombre que suspiro, que exhalo, que se me pierde entre las sábanas y al despertar lo tengo enredado en el cabello. Tu nombre que irreverente se adhiera a las cortinas, a mi ropa, tu nombre libertino que salta de los libros cuando me adentro a leer, el mismo nombre que en las noches vuela en espirales sin destino y me zumba en los oídos y no puedo dormir. Ese que he derramado sin mesura en mis cuadernos y al leerlo se ensordece mi razón y se musica en el espacio el silbido de un alma que se inunda de atardeceres anaranjados. Tu nombre que incluso al callarlo, deja silente todo el estruendo de la calle que se filtra por mi ventana y a su vez principia en mi pecho una verbena sin tregua y sin lugar a pausas. Tu nombre que mora en las teclas de mi piano y me coarta a edificarle cantares. Tu nombre el que abarca las páginas de mis pensamientos y me convierte en una máquina de palabras. Las letras de tu nombre contienen un poder indiscutible. He aquí la evidencia.

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